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El papa León XIV ofrece un mensaje de unidad para una iglesia Católica polarizada en el inicio oficial de su pontificado

El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, encabezó la delegación de su país que rindió homenaje a León, nacido en Chicago y que vivió por años en Perú.

Por Nicole Winfield - The Associated Press

El papa León XIV prometió el domingo trabajar por la unidad en una iglesia Católica y un mundo polarizados. El primer sumo pontífice estadounidense de la historia ofreció un mensaje de sanación durante una misa inaugural en la Plaza de San Pedro ante unos 200,000 peregrinos, presidentes, patriarcas y príncipes.

León inauguró oficialmente su pontificado dando su primer paseo en papamóvil por la plaza, un rito de paso que se ha convertido en sinónimo del alcance mundial y la atracción mediática del papado. El misionero agustino, de 69 años, sonrió y saludó desde la parte trasera del vehículo a personas que ondeaban banderas de Estados Unidos, Perú y otros países, y se detuvo para bendecir a algunos bebés entre la multitud.

Durante la misa, el papa pareció conmoverse de emoción cuando le colocaron los dos símbolos más potentes del papado –la estola de lana de cordero sobre los hombros y el anillo de pescador en el dedo–, como si acabara de asimilar el peso de la responsabilidad de dirigir una Iglesia de 1,400 millones de fieles.

Giró la mano para mirar el anillo y luego juntó las manos delante de él en señal de oración.

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El papa León XIV celebra una misa durante la inauguración formal de su pontificado en la Plaza de San Pedro, el domingo 18 de mayo de 2025. Alessandra Tarantino / AP

El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, uno de los últimos funcionarios extranjeros en ver al papa Francisco antes de su muerte, encabezó la delegación de su país que rindió homenaje a León, nacido en Chicago. Vance presentó sus respetos ante la tumba de Francisco tras llegar a Roma a última hora del sábado.

El tema del papado de León XIV

En su homilía, León dijo que quería ser un servidor de los fieles a través de las dos dimensiones del papado, el amor y la unidad, para que la Iglesia pueda ser una fuerza de paz en el mundo.

“Me gustaría que nuestro primer gran deseo fuera una Iglesia unida, signo de unidad y comunión, que se convierta en un estímulo para un mundo reconciliado”, dijo. “En este nuestro tiempo, todavía vemos demasiada discordia, muchas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a la diferencia y un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”.

“En este nuestro tiempo, todavía vemos demasiada discordia, muchas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a la diferencia y un paradigma económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”

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Sus palabras coincidieron con algunas de las prioridades clave de Francisco, pero su llamado a la unidad fue significativo, dada la polarización en la iglesia Católica en Estados Unidos y más allá.

El pontificado de 12 años de Francisco, que enfatizó el cuidado de los pobres y marginados, y el desdén por el sistema económico capitalista, a menudo alienó a los conservadores que rogaban por un nuevo papa que pudiera apaciguar las divisiones. La elección de León el 8 de mayo, tras un cónclave extraordinariamente rápido de 24 horas, parece haber complacido a los católicos conservadores, que dejan entrever que aprecian su estilo más disciplinado y tradicional y su formación agustiniana, que hace hincapié en las verdades fundamentales de la doctrina católica.

León transmitió ese mensaje vistiendo la formal capa roja del papado, o mozzetta, para recibir a Vance y a las delegaciones oficiales del Gobierno después de la misa. Francisco había evitado muchas de las formalidades del papado como parte de su estilo sencillo, pero la vuelta de León a la vestimenta tradicional ha complacido a conservadores y tradicionalistas, que respiraron aliviados cuando salió a la logia con la capa roja el 8 de mayo.

Pero León rompió el protocolo cuando dio un abrazo de oso en la basílica a su hermano mayor, Louis Prevost, autodenominado políticamente como del “tipo MAGA”, cuando él y su esposa subieron a saludar al papa.

“Construyamos una Iglesia fundada en el amor de Dios, signo de unidad, una Iglesia misionera que abra los brazos al mundo, proclame la palabra, se deje inquietar por la historia y se convierta en fermento de armonía para la humanidad”, agregó León.

Estricta seguridad y protocolo

El estricto protocolo diplomático dictó la disposición de los asientos en la misa inaugural, en la que tanto Estados Unidos como Perú tuvieron asientos de primera fila gracias a la doble nacionalidad del papa. Vance, un converso católico que se enredó con Francisco por los planes de deportación masiva de migrantes de la Administración Trump, estuvo acompañado por el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, quien llegó a Roma antes de tiempo para tratar de avanzar en las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.

La presidenta de Perú, Dina Boluarte, fue una de los cerca de doce mandatarios que asistieron, así como su par ucraniano, Volodymyr Zelenskyy. Rusia había previsto enviar a su ministro de Cultura, pero estuvo representada por su embajador, según los informes.

El protocolo diplomático también dictó el código de vestimenta: aunque la mayoría vistió de negro, un puñado de miembros de la realeza católica –la reina Letizia de España y la princesa Charlene de Mónaco, entre otros– vistieron de blanco en virtud de un privilegio especial que se les permite. Tres docenas de las demás iglesias cristianas del mundo enviaron representantes, y la comunidad judía contó con una delegación de 13 miembros, la mitad de ellos rabinos. Otros representantes encabezaban delegaciones budistas, musulmanas, zoroástricas, hindúes, sijs y jainistas.

Las medidas de seguridad fueron estrictas, al igual que en el funeral de Francisco el 26 de abril, al que asistieron unas 250,000 personas. Según el Vaticano, 200,000 asistentes acudieron el domingo a la plaza y a las calles, parques y plazas circundantes, donde se instalaron pantallas gigantes de televisión y baños portátiles.

Al final de la misa, León expresó su esperanza de que las negociaciones conduzcan a una “paz justa y duradera” en Ucrania y ofreció oraciones por la población de Gaza: niños, familias y ancianos “reducidos a la inanición”. El papa no mencionó a los rehenes tomados por Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023, como solía hacer Francisco cuando reza por Gaza.

Más tarde, Zelenskyy mantuvo una audiencia formal con León en el Vaticano, y después se reunió con Vance y Rubio en la residencia estadounidense de Roma. En una publicación en X, Zelenskyy contó que subrayó la necesidad de un “alto al fuego total e incondicional lo antes posible” y de presionar diplomáticamente a Rusia “hasta que tengan ganas de parar la guerra”.

Los estadounidenses se alegran

Susan Hanssen, una profesora nacida en Chicago que acaba de llegar a Roma para dar clases, dijo que pensaba que la homilía de León sobre la unidad resonaría en Estados Unidos y más allá.

“Creo que inspirará”, aseguró tras la misa. “Lo que más me gustó fue la frase: unidad dentro de la doctrina de la fe, y luego en el amor”.

El seminarista estadounidense Ethan Menning, de 21 años, de Omaha (Nebraska), se envolvió en una bandera estadounidense, comprada en una parada de camiones de Iowa, para celebrarlo.

“Para un católico, Roma siempre ha sido como su casa, pero ahora venir aquí y ver a uno de los nuestros en el trono de Pedro casi hace más accesible al propio Jesús”, indicó.

Los dos símbolos del papado entregados a León fueron la estola del palio y el anillo del pescador. El palio, que le cubre los hombros, simboliza al pastor que lleva a su rebaño como el papa lleva a los fieles. El anillo, que se convierte en el sello oficial de León, evoca la llamada de Jesús al apóstol Pedro para que echara las redes.

Gregory y Susan Hudak, que vivieron durante 40 años en la zona de Chicago, se encontraron en Roma tras reservar un viaje en febrero, con la leve esperanza de vislumbrar al papa. Ver pasar el papamóvil delante de ellos, con León a bordo, fue incluso mejor que ver jugar a Michael Jordan, aseguró Gary Hudak, antiguo monaguillo con una gorra de los Chicago Bears.

“Al principio, la única expectativa que tenía al venir aquí era ver el interior de la Capilla Sixtina”, dijo. “Ver al Papa no estaba previsto, pero era una esperanza remota. Y esto fue un tesoro, así de simple”.